Si rascásemos podríamos encontrarle
semejanzas con Casablanca: sendas
historias se mueven en torno a la cruenta batalla contra el fascismo, —Hitler
es el enemigo a batir— y encuentran en el norte de África —no totalmente la película protagonizada por Harrison
Ford— el escenario para lidiar contra los hombres del Führer, ridiculizándolos
en ambas. No obstante, las aventuras de Indiana Jones, y En busca
del arca perdida en concreto, lindan más con la comedia y la fantasía que
la de Michael Curtiz —cinta más bien encasillable en el género dramático con
texturas a romance— pese a esos duelos entorno a la política que nos alborotan
y en los que Rick quiere convencernos de lo duro que es.
Pero volviendo a En busca del arca perdida que, cuenta
con las dosis perfectas de acción —desde el principio y conduciéndonos a
través de las selvas de Sudamérica donde el protagonista no acaba nada bien una
misión—, amor —que nunca le falte al héroe una chica tan dura como él— y
misterio, porque ¿qué secretos ocultan las Tablas de la Ley que Dios entregó a
Moisés para que todo un batallón de nazis las busquen?, no se le podía pedir
nada más. ¡Pero entonces llegó el colmo de nuestro gozo con la banda sonora
compuesta por John Williams y, la película se convirtió en franquicia, y la
franquicia en leyenda y todos caímos rendidos a los pies de Indiana Jones,
nuestro arqueólogo de cabecera!
¡No os la perdáis, amigos, o mejor todavía: difundirla
entre las nuevas generaciones!